Las mujeres de Ralphie by Christine Rimmer

Las mujeres de Ralphie by Christine Rimmer

autor:Christine Rimmer
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2005-04-30T22:00:00+00:00


Capítulo 13

Míralo así, nena. El sexo salvaje y sin inhibiciones no resolverá tus problemas. Sin embargo, te mejorará el cutis y la circulación, y le vendrá de perlas a tu estado de ánimo. Tener buenas relaciones sexuales no sólo es bueno mientras las tienes. También es un modo eficaz de asegurar que llevarás una sonrisa ganadora en los labios y que verás la vida de color de rosa aunque todo vaya mal.

De Guía para la vida de The Prairie Queen’s, por Goddess Jacks.

Rio volvió a casa antes que Phoebe. Se dio una ducha rápida y se puso una toalla alrededor de la cintura. Después abrió la puerta del baño para que saliera el vapor.

Oyó que ella entraba por la puerta, y un instante después, apareció junto a él.

Rió se encontró con su mirada de enfado en el espejo del baño. Phoebe se cruzó de brazos, se apoyó en el marco de la puerta y observó cómo él se colocaba una tirita en un corte de la barbilla.

—Hola, reina —dijo Rió, e hizo un gesto de dolor al apretarse demasiado fuerte. Después esperó a que ella hablara, que lo saludara o que lo insultara. Sin embargo, Phoebe no dijo nada. Así pues, él se encogió de hombros—. Esa Tiffany. Es mala cuando se enfada.

Phoebe apretó los labios.

—Lo creas o no, Tiffany es una verdadera romántica.

—¿De veras?

—Sí. Se casó con Ralphie. Ya sabes cómo fue eso. Después volvió a casarse. Gran desastre. Entre uno y otro, hubo otros hombres. Se suponía que cada uno de ellos era el definitivo, el único. Ella desea tener eso. Quiere tener a una persona especial con la que pasar el resto de su vida…

Rió se volvió hacia ella.

—Y como no tiene a ese tipo, ¿se dedica a golpear a los hombres con tacos de billar?

Phoebe se puso rígida.

—Yo no he dicho eso. Tiffany está un poco desesperada, eso es todo. Pasa cuando una verdadera romántica se acerca a los treinta años y no hay ningún príncipe azul a la vista. Quizá Tiffany se… conforme.

—¿Con un tipo como Dave?

—Sí. Hasta este momento, las cosas han ido muy bien entre ellos dos. Tiffany no quiere perderlo.

—Quizá debería plantearse si merece la pena conservar a Dave. Quizá ella sea mucho mejor que él.

Phoebe hizo un sonido áspero con la garganta.

—¿Quieres ir a decírselo tú?

—Eso no es cosa mía.

—Oh. Bien. Muy bien, lo entiendo. Estás lleno de sugerencias, pero el trabajo sucio me lo dejas a mí.

—Lo siento, mi reina —le dijo él con suavidad.

—¿Qué sientes?

—Causarte problemas con tus amigos.

—Mis amigos… —Phoebe sacudió la cabeza—. Si alguien me hubiera dicho hace una semana que iba a ver el día en que Tiffany no quisiera dirigirme la palabra, habría pensado que esa persona era tonta, o estaba loca.

—Se le pasará.

—Eso es fácil de decir para ti —respondió ella, y lo miró con tristeza—. ¿Rió?

—¿Sí?

—Es… alguien en quien confío, ¿verdad? Por mucho que Tiff insista en que fue un accidente, algo que ocurrió porque un borracho no estaba prestando la atención que debía a la carretera, yo sé que no fue un simple atropello.



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